Las Franciscanas Misioneras de María comparten la vida del pueblo al que son enviadas. Desde la fundación del Instituto, esto significa que las hermanas están disponibles para ser enviadas a todas partes, incluso a lugares lejanos y peligrosos. La comunicación del Evangelio es el principal objetivo de las FMM, testimoniando con sus vidas el mensaje evangélico dondequiera que estén y hagan lo que hagan. Cuando llegan a un nuevo país intentan responder a las necesidades del pueblo y de la Iglesia local. La orientación misionera de las FMM compromete a trabajar por la justicia, la paz y la integridad de la creación. El ecumenismo, el diálogo con todos, la colaboración con quienes buscan sinceramente la verdad y la justicia, son caminos para construir el Reino de Dios.La joven que se prepara para vivir como Franciscana Misionera de María pasa un tiempo, generalmente alrededor de un año, en una comunidad FMM. Allí discierne, junto con las hermanas, la llamada personal de Cristo y las aptitudes necesarias para la vida de FMM. Este período se llama prenoviciado. Después del prenoviciado, la joven empieza una preparación más intensa, que dura por lo menos dos años. Durante este tiempo participa de la vida, la oración y el servicio apostólico de la comunidad. Es un tiempo dedicado a profundizar la relación personal con Cristo y la respuesta concreta a Dios que la llama. Descubre la espiritualidad del Instituto y se prepara para la consagración religiosa por medio de los votos. Es el periodo llamado noviciado. Terminado el noviciado, la joven se compromete con los tres votos de pobreza, obediencia y castidad por un periodo de tres años. La preparación a la vida de FMM se profundiza a través de su total participación en la vida, la oración y la misión de la comunidad. Al final de esta etapa, la joven se compromete de manera definitiva como FMM y en este momento recibe de la Superiora General su primer envío a la misión, que puede ser en cualquier país del mundo donde están presentes las FMM. A lo largo de toda su vida, cada Franciscana Misionera de María continúa profundizando su vocación específica, a través de la vida concreta, la oración, el estudio y, en ciertos períodos de la vida, con un tiempo de renovación espiritual.
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